Nuestro Compromiso
El arándano, un cultivo responsable
Argentina es un país ejemplo en cuanto a responsabilidad social, con leyes que protegen a los trabajadores en un mundo cada vez más competitivo donde muchas veces no se valora adecuadamente el trabajo digno y solo se determina una compra priorizando la variable costo.
En 2015, el país asumió los compromisos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la ONU, entre los que se encuentran el trabajo decente y la erradicación del trabajo infantil.
Además de adherir a estos lineamientos internacionales y promover una producción basada en el triple impacto, a nivel local el ABC forma también parte de la Red de Empresas contra el Trabajo Infantil y se rige por el Plan Nacional para la Prevención y la Erradicación del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente.
Desde el Comité Argentino de Arándanos (ABC) promovemos un cultivo responsable en el que nuestro compromiso sea visible día a día, con acciones concretas en las 3 zonas productivas del país: Buenos Aires, Noroeste argentino (NOA) y Noreste argentino (NEA).
Apostamos a presentar un producto con altísimos estándares de calidad que se ven reflejados en las certificaciones de buenas prácticas agrícolas y sociales a las que el sector suscribe.
Nuestra estrategia de diferenciación está basada en tres pilares: el sabor, la producción orgánica y el trabajo responsable.
Apostamos a la educación
Trabajamos día a día para que nuestra producción se inscriba en un modelo de negocios bajo la modalidad de triple impacto: ambiental, social, y económico. Por eso, desde hace tres años formamos parte del Proyecto PAR, Producción Agrícola Responsable.
Apostar a la educación es apostar al fortalecimiento de las comunidades en las que vivimos y producimos. Productores y trabajadores, conviviendo en un entorno saludable y con futuro.
Pero esta no es una tarea sencilla, por eso no estamos solos, establecimos alianzas con organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y los diferentes niveles del Estado para encarar nuestro compromiso de forma colectiva.
Nuestro principal activo es nuestra gente, la producción de arándanos es de mano de obra intensiva y con alta incidencia de participación femenina en momentos clave como la cosecha. En los últimos años nuestra política social estuvo enfocada en esa realidad y logramos inaugurar 2 centros de cuidado para la primera infancia y 1 espacio de asistencia educativa con conectividad a internet para jóvenes, entre otras acciones.
Es momento de escuchar, el mundo es dinámico y las conectividades cada vez más avanzadas nos enseñan que estamos todos conectados no solo entre nosotros sino con nuestro ambiente, con nuestro organismo, con nuestras culturas.
El consumidor de estos tiempos no solo nos exige un alimento saludable, sino también sustentable. Exigen en el qué, pero también en el cómo.
Queremos estar a la altura de estas nuevas exigencias que demandan un modo de producción responsable, generando valor en todos los procesos de la cadena.
Esto somos, esto queremos ser. El valor agregado de nuestra fruta está en nuestra comunidad, en nosotros, en nuestro suelo y en nuestro futuro. Nuestro compromiso es con la educación.