Abre sus puertas el primer centro de cuidado infantil en Santa Lucía

Abre sus puertas el primer centro de cuidado infantil en Santa Lucía

Bajo estrictos protocolos de covid, el espacio previene el trabajo infantil y favorece el cuidado integral de la niñez: estimulación temprana, talleres para preescolar, alimentación nutricional, entre otros. Forma parte del Sistema de Cumplimiento Social que asumió el sector del arándano y refuerza servicios comunitarios en alianza con el Estado, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil.

La impronta femenina en el sector del arándano forma parte de su tradición: durante la cosecha, y por la delicadeza de la fruta, la mano de obra femenina es altamente valorada. Las tareas de cuidado asignadas históricamente a las mujeres hacen que las condiciones laborales no se presenten en igualdad para unas y otros. Por eso, los centros de cuidado infantil son claves para garantizar las mismas oportunidades a hombres y mujeres y promover, a su vez, el trabajo decente.

El centro de cuidado infantil es una iniciativa impulsada por las empresas socias de ABC (Comité Argentino de Arándanos) en alianza con el Municipio de Santa Lucía, la ONG Desarrollo y Autogestión (DYA); y que cuenta con el apoyo de RENATRE, el gobierno de Tucumán y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, a través de su programa Buena Cosecha. Si bien el espacio ya existía, la novedad es que con el apoyo técnico de DYA, adecuó sus servicios para prevenir el trabajo infantil, como parte del Sistema de Cumplimiento Social que garantiza procesos cuidados en cadenas productivas.

Dirigido a familias cosecheras de Santa Lucía, el centro brinda servicios de cuidado exclusivamente a niños y niñas de 1 a 4 años. Bajo estrictos protocolos de covid, funciona de 7 a 15 hs, en la sede del Club Social, con inscripción previa y cupos limitados (32 infantes). Actualmente, cuenta con talleres de psicomotricidad, estimulación temprana, y ofrece alimentación saludable y nutricional.

“Esta iniciativa permite cambiar hábitos que muchas veces se dan por no contar con los servicios comunitarios suficientes. Las madres ya no se ven en la necesidad de llevar a sus hijos al trabajo ni dejarlos a cargo de hermanos/as mayores, como resulta común en localidades rurales alejadas. Acá evitamos esta problemática adelantándonos a una solución preventiva”, asegura Maró Guerrero, especialista en abordaje del trabajo infantil y Directora de DYA.

“Nuestro compromiso es al mismo tiempo producir y hacerlo de una manera responsable, fortaleciendo las comunidades en las que nos desarrollamos. Apostar por la educación a través de nuestro compromiso social es una decisión firme que logramos consolidar en alianza con organismos públicos y organizaciones de la sociedad civil que tiene como resultado, entre otros, este Centro de cuidado por ejemplo”, dijo Alejandro Pannunzio, presidente de ABC.

Otra opción para las familias con hijos adolescentes son los Puntos Jóvenes. En pleno funcionamiento desde mayo, estos espacios gratuitos brindan apoyo escolar y conectividad digital a adolescentes de 12 a 17 años. Cuentan con equipos de tutores, turnos asignados y todas las medidas de seguridad e higiene ante el Covid. Creados para  evitar la deserción educativa, funcionan de lunes a viernes, en horario diurno. En el caso de Santa Lucía su sede es también el  Club Social y Deportivo. En el caso de Sargento Moya, otra de las comunas que  en las que el sector de arándanos implementa este modelo de producción responsable, funciona en el CIC; donde próximamente también se abrirá otro centro de cuidado infantil.

La cosecha 2021 será la consolidación del sistema sectorial que DYA junto a ABC e instituciones aliadas impulsan desde el proyecto PAR (Producción Agrícola Responsable): las estrategias de comunicación, prevención y atención al trabajo infantil se aplicarán a más campos, llegando al 40% de la producción actual de arándano del país.

En el año Internacional contra el trabajo infantil, este modelo de producción responsable incluirá como en años anteriores, campañas de sensibilización y capacitaciones a todos los actores de la cadena productiva (cosecheros, contratistas, transportistas, productores, administrativos y empleados de empaque) sobre la normativa y los riesgos del trabajo infantil; así como instancias de monitoreo previo, durante y post cosecha. Bajo estos estándares, los resultados de la futura cosecha se auguran auspiciosos al ofrecer procesos cuidados que promueven buenas prácticas agrícolas.